En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y
posterior expansión del sida en Occidente. Incluso algunos grupos
religiosos llegaron a decir que el sida era un castigo de Dios a los
homosexuales (esta creencia aún es popular entre ciertas minorías de creyentes cristianos y musulmanes).
Otros señalan que el estilo de vida «depravado» de los homosexuales era
responsable de la enfermedad. Aunque en un principio el sida se expandió más de
prisa a través de las comunidades homosexuales, y que la mayoría de los que
padecían la enfermedad en Occidente eran homosexuales, esto se debía, en parte,
a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre
homosexuales, por considerarse que éste era sólo un método anticonceptivo. Por
otro lado, la difusión del mismo en África fue principalmente por vía
heterosexual.
El sida pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención
sólo en los homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin
control entre heterosexuales, particularmente en África,
el Caribe y luego en Asia.
Gracias a la disponibilidad de tratamiento antirretrovirales, las
personas con VIH pueden llevar una vida normal, la correspondiente a una
enfermedad crónica, sin las infecciones oportunistas características del sida
no tratado. Los antirretrovirales están disponibles mayormente en
los países desarrollados. Su disponibilidad en los países en
desarrollo está creciendo, sobre todo en América Latina; pero en África,
Asia y Europa Oriental muchas personas todavía no tienen acceso a esos medicamentos,
por lo cual desarrollan las infecciones oportunistas y mueren algunos años
después de la seroconversión.
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