Existen tres formas
principales de tratar la enfermedad del VIH:
-Tratamientos antivirales
reforzadores del sistema
inmunológico.
-Tratamiento y prevención de
las distintas enfermedades oportunistas.
-Tratamientos y Profilaxis.
Las decisiones sobre
tratamientos deben basarse en la filosofía particular del paciente. Vamos a ver
un poco más en detalle en qué consisten estos tratamientos.
1. Tratamientos antivirales: Los tratamientos de esta
categoría tratan de detener de una forma u otra el avance del virus dentro del
cuerpo. Por ejemplo, AZT, ddI y ddC interfieren en la producción de la
transcriptasa inversa, que es una proteína necesaria para infectar nuevas
células. Los inhibidores de proteasa, en cambio, funcionan impidiendo que el
virus utilice la enzima de la proteasa, que es un componente esencial para la
reproducción del virus.
2. Inmunomoduladores: Los tratamientos en este
grupo tratan de mejorar la capacidad del cuerpo de atacar al VIH y de
fortalecer la respuesta del sistema inmunológico contra el VIH. Por ejemplo,
algunas vacunas experimentales están tratando de fortalecer al sistema de
defensas hasta el punto en que éste pueda deshacerse del VIH. Otros
tratamientos tratan de aumentar la producción de células T, aunque no se cree
que esto sea de mucha ayuda, a menos que se utilice en combinación con un
fármaco antiviral.
3. Tratamientos y profilaxis
contra enfermedades oportunistas: Aunque no hay todavía una cura para el SIDA, muchas de las
enfermedades que atacan a personas con SIDA pueden controlarse, prevenirse o
eliminarse. Esto ha aumentado significativamente la longevidad y calidad de
vida de las personas que viven con Sida. La profilaxis es el uso de medicación
para prevenir la aparición o recurrencia de una enfermedad. Los Centros para el
Control de Enfermedades (CDC) han publicado sus recomendaciones de
"cuidado estándar" con referencia a la profilaxis.
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